
Por Rosa María Norero, Subdirectora región del Biobío de INFOCAP.
No es casual la situación de crisis social, económica y de salud, en la que vivimos los habitantes de este país, no es casual, es el reflejo de la construcción histórica de la diferencia y desigualdades que nos rigen como sociedad, pero que quedaron al descubierto y en la conciencia colectiva aquel 18 de Octubre del 2019, nuestra propia Primavera.
Tampoco es casual que hoy quede al descubierto la pobreza y esa también construcción ideológica de lo que llamamos “clase media”, hombres, mujeres y familias, situadas en el otro lado de la línea, pero inmensamente vulnerables y endeudados hasta decir basta.
En este complejo y precario escenario se vislumbran aún más realidades, con distintos rostros, edades, territorios y origen étnico, pero todas, absolutamente todas, brutalmente violentas. Porque sin duda es violento, que hoy la pobreza tenga un rostro femenino, aún más cuando uno de cada cuatro hogares es sustentado por mujeres. No es nuevo decir que la participación de las mujeres en el mercado laboral se acerca al 49%* y claro, difícil es que participemos más activamente cuando tenemos cuidar de nuestros niños/as, a los adultos mayores, a los enfermos. Qué difícil es participar del mundo del trabajo con esas responsabilidades asignadas culturalmente y, más aún, cuando accedemos a sueldos más bajos, porque nuestra remuneración es cerca del 27% menor que la de un hombre en las mismas condiciones. Que decir si queremos ocupar un puesto de trabajo de liderazgo o diferente en relación a lo que habitualmente hacemos, es probable que no podamos, pues muchas veces se nos reservan los espacios laborales según nuestro género. Una vez leí, que nos pagan menos porque nos miran en menos**; la reproducción social, los cuidados, no se pagan porque justamente la sociedad ha definido que este ámbito tiene menor valor, pero ¿hemos participado, nosotras, las mujeres, en esta definición? Probablemente la respuesta es No. Como tampoco hemos definido la relación desigual, vertical y en muchos casos violenta en la que vivimos.
Distintos estudios indican que hemos retrocedido cerca 10 años respecto de la inclusión femenina en el mercado laboral***, por favor avancemos en generar estos espacios y disminuir las brechas, mejoremos la calidad del empleo, las remuneraciones y la comprensión del trabajo desde su dimensión social, un espacio de dignidad y transformador, porque las mujeres también sabemos que contar con este derecho disminuye las posibilidades de ser violentadas (físicas o psicológicamente) y así cerrar círculos de precariedad, baja autoestima y dominación.
Esta crisis sanitaria y social, nos deja con muchos desafíos, pero no debemos olvidar las deudas y las promesas de la construcción de una sociedad más justa, donde hombres y mujeres tengamos oportunidades en un contexto de equidad, donde la corresponsabilidad sea parte de nuestras prácticas como sociedad, donde se visibilice el aporte de todos y todas los ciudadanos de esta patria, porque solo juntos y en reconocimiento de nuestra diversidad podemos construir un mejor futuro. La toma de consciencia es algo en lo que no podemos retroceder y nos debe movilizar día a día para alcanzar mayor bienestar social.
Considerando lo expuesto hasta ahora, se vuelve evidente la necesidad de enfocar las energías en combatir esta realidad. Es por esto, que desde nuestro quehacer profesional, nos corresponde promover y potenciar las iniciativas formativas que busquen la igualdad de género, sobre todo en materia laboral. Uno de esos proyectos es el Programa Tu Oportunidad de ONU Mujeres cuyo objetivo es entregar una solución integral para aquellas mujeres que, por distintas razones, han quedado marginadas de recibir una educación formal.
La finalidad del programa es entregar herramientas de formación para la autonomía y empoderamiento económico. Este programa fue adjudicado por INFOCAP y está siendo actualmente ejecutado en la Región Metropolitana. Hasta la fecha se han capacitado a más de 100 mujeres en temas de empoderamiento, enfoque de género y habilidades para el trabajo que están dirigidas tanto al emprendimiento como a la empleabilidad, según la preferencia de la estudiante. Esta es una de muchas iniciativas que deben implementarse para orientar los esfuerzos y facilitar el reingreso de mujeres al mercado laboral, es un acto de Justicia que nos moviliza día a día en la Fundación.
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*Actualmente la cifra es de 42,6% trimestre móvil febrero, marzo, abril, según la Encuesta Nacional de Empleo del INE.
**Mujeres Chilenas, fragmentos de una historia. Sonia Montencino, Compiladora, 2008.
*** Reportaje la Tercera, Covid-19 borra 10 años de avance de inserción laboral femenina y amenaza